La sed de Dios es la fuerza interior que movió apasionadamente el corazón de la madre Teresa de Calcuta para realizar tantas cosas a lo largo de su vida. El secreto y la clave de su vida fue, precisamente, esa búsqueda espiritual que no fue fácil para ella. Sabemos de sus dificultades espirituales. La sed de Dios la llevó, como ella decía, a "amar a los demás como Dios me ama a mí". En esa certeza, siguió adelante en su difícil búsqueda comprendiendo en profundidad la presencia de Dios entre los más pobres de los pobres.

Santa Teresa de Calcuta vivió con los hechos lo que predicó con sus palabras. Su corazón, lleno de amor y compasión, activó sus manos para servir a los más pobres de entre los pobres. De la misma manera, aquellos a quienes sus manos sirvieron, fueron llenando su corazón de un amor cada vez mayor.

En este sencillo libro se ofrece una semblanza de la Santa y un conjunto de pensamientos sobre la Caridad.

El Año Jubilar de la Misericordia, convocado por el papa Francisco, es el horizonte hacia el que apuntan las reflexiones interdisciplinares que se ofrecen en este volúmen.

La vida consagrada, llamada como todos los cristianos a ser un reflejo de la misericordia del Padre, es testigo cualificado de la misma con sus estructuras, obras y palabras.

El notable número de de defecciones vocacionales, tanto sacerdotales como religiosas, sigue siendo una gran preocupación en la Iglesia. Si todos debemos sentirnos responsables de las vocaciones en su promoción y formación, también hemos de sentirnos responsables de su desarrollo, de su éxito y de su fracaso.

La presencia y la proximidad del líder o superior es un tema importante a tener en cuenta en el gobierno de la vida consagrada. La calidad del gobierno -y la vida de comunidad- depende, en gran medida, de la presencia y la proximidad de quienes gobiernan las comunidades de personas consagradas.