La iglesia nos ofrece la Palabra de Dios durante el año litúrgico como una escuela en la que día a día se aprende el lenguaje de Dios y se nos confiere renovar la Alianza. Más allá de las palabras divinas hay un ser humano que Él mismo es la Palabra: en su cuerpo y en su espíritu. Es Jesús de Nazaret, el hijo de María, la Palabra hecha carne. A través de Él, el Abbá nos ha comunicado todo y nos habla permanentemente. Palabras de Alianza nos ofrece un susbsidio interesante para profundizar en las lecturas de la liturgia dominical del Ciclo B.
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[1] http://www.publicacionesclaretianas.com/jose-cristo-rey-garcia-paredes