Las nuevas generaciones, también las que llegan a los Institutos religiosos, no tienen generalmente un sentido muy marcado de la Historia. Y no se dan cuenta de que sus Institutos, como la Iglesia misma, les preceden. Esta carencia de sentido histórico les lleva a pensar que son ellas quienes tienen que fundar de nuevo sus Institutos. Lo que es la vida consagrada nos lo dirá su historia.
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