Las bienaventuranzas son esencialmente autobiográficas, Jesús las vive y las proclama. En ellas nos habla, ante todo, de sí mismo: Nos revela sus propios criterios, su mentalidad, su escala de valores y sus actitudes vitales. Las bienaventuranzas constituyen su verdadera radiografía. Jesús es su autor y su contenido: el Mensajero y el Mensaje. Y "la vida religiosa es el seguimiento radical de las bienaventuranzas". (Juan Pablo II)
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[1] http://www.publicacionesclaretianas.com/severino-maria-alonso