¿Cómo resucitar en nosotros el carisma de Dios que hemos recibido por la gracia de la vocación religiosa? Juan Pablo II recuerda que la identidad y autenticidad de la vida religiosa se caracteriza por el seguimiento de Cristo y por la consagración a él; por lo cual Jesucristo tiene que ser el Ideal vivo y perenne de todos los consagrados. Urge recuperar la savia cristológica y teologal de nuestra vida consagrada, para recuperar y salvar su irrenunciable identidad y misión.
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