Adquirir una madurez humana y psicológica consistente es tarea del todo necesaria para toda persona consagrada que quiere hacer de su vida un proyecto de santidad y singular anuncio del reino. La vida consagrada es una vida de alguna manera singular. Formarse para ser una persona consagrada ha de tener en cuenta las bases humanas, psicológicas y formativas de esta peculiar vida de consagración. La experiencia formadora y docente del autor son garantía de calidad.
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