La espiritualidad femenina ni ha entusiasmado a la Iglesia, ni la Iglesia la ha integrado en las liturgias. Quizás los hombres, con la ayuda de estas oraciones de la mujer, den con la entrada a las fuentes de su espiritualidad. Redundaría en provecho de los temas religiosos, de la policromía litúrgica, de la vitalidad de la fe.
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[1] http://www.publicacionesclaretianas.com/lissner-anneliese