San Carlos de Foucauld es uno de esos testigos de nuestro tiempo y modelo para todos. Un auténtico místico, un hombre de Dios, un marabut. Cuanto más unido a Dios, más pobre y humilde se hacía, entregándose completamente a sus hermanos más alejados y olvidados.
Hoy son miles las personas que se inspiran y viven tal como este santo actual quiso y pensó. Sin duda, san Carlos de Foucauld es un germen revolucionario en el seno de la Iglesia y de la sociedad en general.
"Carlos de Foucauld fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. En ese contexto expresaba sus deseos de sentir a cualquier ser humano como un 'hermano', y pedía a un amigo: 'Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos'. Quería ser, en definitiva, 'el hermano universal'. Pero solo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros" (Papa Francisco).
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[1] http://www.publicacionesclaretianas.com/jose-luis-vazquez-borau